Neil Smith

neil

 …El marxismo no es el puntero de un maestro

elevándose por encima de la historia, sino un

análisis social de los caminos y medios del proceso

histórico que está llevándose a cabo

Leon Trotsky

El concepto de desarrollo desigual es un enigma en la teoría marxista. Fue enérgicamente desarrollado por Trotsky en relación a la revolución permanente pero también tomado por Stalin para propósitos opuestos. Rápidamente codificado como “ley” en la década de 1920, se transformó en arcano, sólo para ser desempolvado cautelosamente varias décadas después. Una réplica útil para poner fin a la polémica, “la ley del desarrollo desigual (y combinado)” fue sometida a un análisis con una llamativa falta de seriedad. Mientras que es importante conocer esta historia, es incluso más importante desarrollar la teoría del desarrollo desigual en un modo que nos ayude a entender el mundo actual. En la medida en que es apenas una exageración decir que el “desarrollo desigual” llegó a significar todo para todos los marxistas, la tarea más urgente hoy parece ser el desarrollo de las bases analíticas para el concepto. De acuerdo con esto, como una contribución a este esfuerzo colectivo, quiero intentar aquí hacer varias cosas: primero, discutir brevemente cómo y por qué el concepto de desarrollo desigual se transformó en arcano; segundo, ampliar el concepto desde sus orígenes específicamente políticos; y tercero considerar en qué consistiría una teoría del desarrollo desigual en los albores de una globalización del capital que supuestamente desafía la coherencia de las economías nacionales.

 

El bueno, el malo y el arcano

La discusión de Trotsky sobre el Desarrollo desigual y combinado se desprendió de su teoría de la Revolución Permanente. La última teoría, desarrollada al calor de las revoluciones rusas de 1905 y 1917, insistía en que ninguna teoría etapista de la historia determinaba la transición al socialismo, y que, a pesar de las expectativas de muchos marxistas, una revolución antizarista en Rusia, donde el proletariado estaba subdesarrollado pero la burguesía lo estaba aún más (y ciertamente demasiado débil políticamente como para gobernar), no estaba condenada a pasar por una etapa capitalista predeterminada. En cambio, la alianza estratégica de obreros y campesinos –quienes dominaban numéricamente, cuyas quejas eran poderosas y estaban a punto de estallar, pero cuya fragmentación crónica, argüía Trotsky, los imposibilitaba para liderar la revolución- podría llegar a la victoria. Contrariamente a la mayoría de las expectativas, la revolución no necesariamente estallaría primero entre las más desarrolladas clases obreras de Europa Occidental y Norteamérica, sino tal vez, como Lenin diría más tarde, golpearía primero en el eslabón más débil. El desarrollo del socialismo era desigual, insistía Trotsky, con respecto a determinado evolucionismo histórico que perneaba mucho a la teoría marxista en esos días (La acusación de Stalin era precisamente que Trotsky estaba tratando de “saltar etapas necesarias de la historia”).