Conferencia final del ciclo sobre crisis civilizatoria. Gustavo Esteva delineó los contornos de las nuevas prácticas que tienden a la superación del capitalismo.
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El martes 30 de noviembre, Gustavo Esteva cerró este ciclo sobre la Crisis civilizatoria con la conferencia sobre La insurrección en curso, una insurrección muy otra.
Entre otros aspectos, abordó el tema de la alimentación. Nuestra relación con los alimentos está cambiando por la creciente conciencia sobre los modos de producción y los efectos de la comida en nuestra vida cotidiana. En este aspecto se advierte el surgimiento de relaciones directas entre productores y consumidores, así como la producción de alimentos en las ciudades. También cambian las formas de la lucha por la tierra que ha recobrado fuerza sobre la base de la defensa del territorio. Ello abre la vía a la soberanía popular. Se están cambiando tanto la relación con la tierra como la relación con la política. Uno de los ejemplos más palpables es el de Vía Campesina y su lucha por la soberanía alimentaria (saber qué comemos y decidir cómo lo producimos).
El sistema educativo vive transformaciones similares. En respuesta al proceso de deserción, devaluación de los títulos, etc. surgen otras formas de creación y circulación de conocimientos.Se recupera la tradición de APRENDER en lugar de EDUCAR. Aprender es un acto de libertad y un acto de gozo. Se están creando “comunidades de aprendizaje” y se desarrollan nuevas prácticas de conocimiento y su utilización.
También la salud como mercancía ha llegado a una situación de círculo vicioso. Se vive una dictadura profesional en torno a las normas médicas. Los fracasos en el sistema de salud sólo fortalecen las prácticas mercantiles. En este terreno también surgen iniciativas que desafían el sistema médico, para comenzar, poniendo en cuestión las nociones de base de salud, enfermedad, medicina etc.
Procesos similares se advierten en la cuestión de la vivienda, el intercambio y prácticamente todas las dimensiones de la vida cotidiana.
Enseguida Esteva se interrogó sobre el carácter y el papel de esta insurrección en curso, misma que se puede asimilar al “Buen Vivir”. En la crítica del desarrollo cobra fuerza la idea del Buen Vivir. Esta crítica corre a la par de la devaluación de la “buena vida” que ha alcanzado sus límites ecológicos. Este desmontaje del sistema capitalista será un proceso de largo plazo. Tenemos que despegarnos de la “cachondez apocalíptica”. La afirmación sobre el cambio climático (tanto cuando se afirma su existencia como su inexistencia) implica una peligrosa arrogancia que conduce a la idea de que necesitamos un gobierno autoritario que salve a la madre tierra.
Esta discusión está relacionada con la eliminación del pensamiento crítico que resultó de 150 años de disputa entre capitalismo y socialismo. Vivimos el empantanamiento en torno al dilema entre el papel de las élites y las dificultades que tiene la masa para autogobernarse. Una cuestión central es ayudar a generar nuevas ideas que funden nuevas prácticas en torno a la experiencia de las comunidades.
Si vivimos la fase terminal del capitalismo es necesario combatir el espectro de la recreación del capitalismo. Criticar la imagen omnipotente del capitalismo que hemos creado. Pensar así el capitalismo reduce la lucha transformadora a una visión totalizante del capitalismo, perdiendo de vista la pertinencia de las luchas locales y parciales, pero anticapitalistas. Tenemos que enfatizar que existen siempre espacios donde no gobierna el capital.
El fin del capitalismo no es una buena noticia pues lo que sigue es peor. Podemos entrar en un ejercicio enloquecido del poder donde policía y política se vuelvan sinónimos.
Otro elemento clave es afinar nuestra visión de las clases, salir de las definiciones estancas que hemos utilizado, así como la idea de que los roles en la producción y en la lucha son fijos y establecidos. Pensar que en la lucha real está la gente y no las clases, salir de la abstracción, superar la lógica del capital. Saber que las organizaciones reales han sido creadas dentro de la lógica del capital. Necesidad de un nuevo análisis de clase que de cuenta de estas contradicciones y desarrollos del capitalismo. Por ejemplo es necesario incorporar la “clase de los migrantes”, fundamental para entender el “estado de excepción” generalizado en todo el mundo.
Múltiples izquierdas están en la sintonía de restaurar algún tipo de capitalismo mientras que la democracia radical tiene como horizonte la posibilidad de autogobierno. Hay un movimiento mundial “commonism” comonismo, renacimiento del espacio de lo común.
La insurrección en curso tiene dos coordenadas centrales: la relación estrecha entre medios y fines, y el desmantelamiento del régimen de producción de verdad.
Un punto clave de inflexión es comenzar a pensar lo impensable, empacar el futuro en el presente: un punto clave es del levantamiento…
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